A raíz de la decisión política por parte de Estados Unidos de reducir su conexión económica con China, se han creado una serie de narrativas sobre cómo se reconfigurarán las cadenas productivas de la nación norteamericana: reshoring, friendshoring, nearshoring, y básicamente cualquier palabra que termine en shoring son conceptos alrededor de los cuales se crean políticas públicas, productos de inversión, estrategias institucionales, etcétera.
Por obvias razones, el tema es relevante en México. En los últimos dos años, el interés alrededor del nearshoring ha aumentado considerablemente dentro de México, aunque pareciera que el interés sobre el término tocó un pico alrededor de abril.
Hay muchas cosas pasando actualmente en México, y probablemente un artículo sobre nearshoring quede a destiempo. Pero presagio que la conversación sobre el tema volverá; eventualmente, la administración de la ingeniera Claudia Sheinbaum necesitará una narrativa económica, y lo obvio es retomar esta. En ese sentido, este artículo intenta presentar una serie de problemas conceptuales y de medición sobre el concepto de nearshoring.
Cada quién tiene su propia concepción de nearshoring, así como su propia utilización para fines políticos. Para nostálgicos del período democrático neoliberal, el nearshoring es una oportunidad de reanudar el proceso de integración con Estados Unidos. Para funcionarios de la Cuarta Transformación, el nearshoring es una oportunidad de implementar una agenda de sustitución de importaciones. Para analistas que también fungen como opositores a la Cuarta Transformación, el nearshoring es una oportunidad perdida que se debe a lo que ellos perciben es una falta de reformas e inversiones en áreas clave (infraestructura, educación, estado de derecho, entre otros) por parte del Primer Gobierno de la Cuarta Transformación.
La economía y los procesos de crecimiento económico y desarrollo institucional son demasiado largos y complicados y los tiempos políticos demasiado cortos. Como comentó Gordon Brown (y la propia historia de México lo valida), cuando se trata del establecimiento del estado de derecho, los primeros 5 siglos son los más importantes. México ha sido vecino de Estados Unidos por casi 200 años, de los cuales solo los últimos 40 se ha tenido una estrategia compartida explícita por perseguir una integración comercial pacífica.
A nivel de indicadores, la economía mexicana da señales mixtas, y los indicadores con los que queremos hacer puntos sobre nearshoring quizá no son los adecuados.
El primer indicador que se cita cuando se habla de nearshoring es la inversión extranjera directa (IED), la cual ha estado prácticamente estancada los últimos 20 años. Pero la IED tiene problemas conceptuales: básicamente, los números reportados como IED es, mayormente, un flujo virtual que solo sirve para evadir impeustos. Dentro de México, tener dos instituciones (Secretaría de Economía y Banxico) produciendo cifras de IED con metodologías y tiempos contables distintos obviamente no sirve para nada y es contraproducente. Y finalmente, también es cierto que, al menos en teoría, a medida que la economía mexicana se vuelve más compleja, uno esperaría mayor capitalización interna y menos dependencia de flujos del exterior, así como una sofisticación de los directores de finanzas en general que buscarían otras fuentes de financiamiento; en otras palabras, no todo es inversión extranjera directa: existen otros flujos dentro de la parte de financiamiento de la balanza de pagos que pueden ayudar a verificar si México se está beneficiando de la relocalización de cadenas productivas en América del Norte.1
Lo cual nos lleva a las exportaciones de México A Estados Unidos. Por un lado es verdad que el crecimiento económico en México ha sido anémico los últimos 40 años, pero por otro lado también es cierto que la industria exportadora está boyante: México remplazó a China como el mayor exportador a EUA por primera vez desde que la nación oriental entró a la OMC.
Finalmente, parece haber cierta obsesión con equiparar nearshoring con la integración industrial con EUA y la exportación de bienes a ese país, cuando lo lógico es esperar que el nearshoring también se manifieste en más turismo internacional2 a medida que las cadenas productivas se integren.
El nearshoring está evidenciando las falencias de nuestra conversación pública. Las estadísticas macro y sus usuarios principales (macroeconomistas y analistas y comentócratas con formaciones sólidas en macroeconomía) no van a alcanzar a describir lo que va a estar pasando respecto a la integración entre México y EUA, porque sí hay cosas pasando. Centros de datos es solo un sector en donde se realizan inversiones interesantes, a veces por debajo del radar, pero que cambian el carácter de la economía mexicana y su relación con el mundo. En un mundo ideal, la conversación sobre nearshoring debería tener más componentes de desarrollo territorial, urbanismo y logística y eventualmente deberían producirse los datos para tener dicha conversación.
De forma general, la conversación debería cambiar sobre si “va a haber nearshoring” a cómo gestionar la integración norteamericana. En lo que probablemente sea el discurso de política económica más importante del Primer Gobierno de la Cuarta Transformación, el Secretario de Hacienda Ramírez de la O básicamente oficializó que la política comercial de México se moverá en tándem con la de Estados Unidos, que era algo que ya se ha hecho de manera oficiosa durante este sexenio.
Casi como siguiendo el manual de integración económica, pareciera que Norteamérica se está moviendo hacia una unión aduanera impuesta de facto por Estados Unidos. Y probablemente, ante el cambio de postura política sobre China en ese país, la integración arancelaria era cuestión de tiempo. Idealmente, uno hubiera querido que se diera como parte de un proceso de negociación entre los 3 países de la región, y no en base a anuncios unilaterales de Estados Unidos y seguimiento por parte de México y Canadá, pero este es el mundo en el que nos tocó vivir.
Como siempre, recomiendo este video que hice con Allan Holst del Banco de México sobre la balanza de pagos internacionales. Síganlo en LinkedIn, donde sube noticias sobre el sector externo.
Los gastos por turismo son considerado como una exportación de servicios en las cuentas de balanza de pagos internacionales.