Hemos hablado sobre las dos herramientas presupuestarias que tiene el Estado: la recolección de ingresos fiscales y la ejecución del gasto público. En esta entrega hablaremos de la principal herramienta no presupuestaria que tiene el estado moderno: la facultad de implementar regulaciones.1
Muy probablemente sea natural e inevitable que todas las áreas de la vida pública sean reguladas. Pretender que una sociedad que produce, por ejemplo, cohetes puede tener el mismo corpus regulatorio que una sociedad que se desplazaba a pie o en carrozas. A medida que la vida se va volviendo más compleja irán surgiendo más regulaciones, a lo cual se suma el incentivo que siempre ha tenido el Estado a estar presente en todas las áreas de la vida pública.
Las regulaciones revelan equilibrios de poder entre productores y consumidores, con el Estado como árbitro final que, inevitablemente se sesgara hacia el uno o hacia el otro. Ceteris paribus, los reguladores tienden a tener un sesgo hacia los productores, que tienden a tener intereses concentrados (vender más, con las menores restricciones posibles) y pueden hacer cabildeo con argumentos más o menos técnicos o políticos, que hacia los consumidores, que tienden a tener atención dispersa en varias áreas de la vida.
Si bien el sesgo de la captura regulatoria es por parte de los productores, suele haber captura regulatoria por parte de los consumidores. Esta se manifiesta en la provisión de bienes por debajo de su nivel o precios eficientes o con una calidad subóptima. Un ejemplo claro de captura por parte de los consumidores es el de servicios públicos como agua y electricidad en ciertos mercados emergentes, donde el aumento de precios es políticamente inviable y las variables de ajuste son la calidad y la cantidad vendida.
Si bien parece inevitable que el Estado tenga un sesgo a estar presente en todas las áreas de la vida pública, y a que la creciente complejidad de la vida lleve a una mayor regulación, es del interés público pugnar por un el principio de una regulación que favorezca a la parte políticamente más débil, que suele ser el consumidor. La forma mas inteligente de acercarse a dicho principio es mediante la promoción de la competencia y el aumento de la oferta agregada.
Este articulo se basa en la arquitectura conceputal de la OCDE sobre reforma regulatoria.