El pasado miércoles 10 de mayo se publicó el dato de inflación de Estados Unidos. En términos generales, el dato estuvo en línea con las expectativas del mercado y mostró cierta persistencia.
La inflación es, en este momento, el único dato que importa, ya que es lo única variable que está tomando en cuenta la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos para tomar decisiones de política monetaria, y por ende el costo del dinero alrededor del mundo. Pareciera que ni el stress en el sector de bancos regionales y la posible entrada de Blackstone a dicho sector como “prestamista de última instancia” han hecho mella en las consideraciones de la Fed.
En ese sentido, intentar adivinar cómo se va a comportar la inflación se vuelve imperativo para la buena toma de decisiones de inversión de corto y mediano plazo. El problema es que suele haber bienes o servicios que sorprenden al alza: en esta última lectura fue el caso de los autos usados. Y como comentó mi amigo Walter Buchanan, la mayoría de las herramientas solo sirven para pronosticar el pasado.
Estamos en un terreno en el que solo queda hacer escenarios e ir actualizándolos con cierta regularidad. El gráfico a continuación muestra los datos históricos y cuatro escenarios de inflación según cuatro tasas de crecimiento en el nivel de precios a nivel mensual: 0%, 0.2%, 0.4%, y 0.6%. Hay que pensar en estas tasas de crecimiento como promedios a observar en los siguientes meses; es altamente improbable que se observe, por ejemplo, inflaciones de 0.2% persistentemente por un año; hay que pensar en estas tasas de crecimiento como valores en los que la inflación puede oscilar.
Fuente: FRED y cálculos propios
¿Y por qué escogí estos cambios? Porque son promedios observados en la historia reciente. Desde 2018 a la fecha, la tasa de inflación mensual promedió 0.3%; en 2021 y 2022, del 0.6%; desde el pico de julio de 2022, ha promediado 0.2%. En ese sentido, lo que los escenarios nos permiten observar es lo siguiente:
Si la inflación presenta una tasa de crecimiento mensual del 0%, se llega a la meta del 2% en septiembre de este año.
Si la inflación presenta una tasa de crecimiento mensual del 0.2%, se llega a la meta en junio de 2024.
Bajo los escenarios de 0.4% y 0.6%, la inflación no converge a su meta.
¿Qué tan probable es que se realice alguno de esos escenarios? Hay motivos para ser optimistas. El índice de presión de las cadenas globales de valor ya empieza a mostrar cierta holgura. Por metodología, los índices de precios de renta van a empezar a bajar. Esos factores, sumados a la propia dinámica de persistencia que tiene la inflación sugiere que podamos entrar a tasas más moderadas. En ese sentido, ¡quizá no sea demasiado osado pronosticar que la inflación converga a su objetivo de 2% entre septiembre de este año y abril del próximo.